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Romería de la Cofradía de San Pedro

Una de las tradiciones que más arraigo tienen en Peralta, desde finales del siglo XVII, es la Romería de San Pedro que se realiza al amanecer desde la villa de Peralta hasta la Ermita de San Pedro que está situada en un cabezo junto al poblado de Arlas.

Las celebraciones tienen lugar el 29 de junio y el sábado y el domingo posteriores. Cada año se nombra Alcalde de la Cofradía. La víspera, después de engalanar los balcones de la casa del alcalde con reposteros blancos con la imagen del santo, y una vez colocado el pendón rojo de San Pedro, con el volteo de las campanas de la Iglesia y del Campanar, se dispara el cohete anunciador de la fiesta. Allí acuden los familiares, los alcaldes saliente y entrante, y los vecinos, e invitados, a un aperitivo preparado por el nuevo Alcalde, donde recibe la enhorabuena de los asistentes.

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A las seis menos cuarto y de nuevo con el volteo de las campanas, se juntan la mayoría de los cofrades en la casa del alcalde para acompañarle a las vísperas en honor del Santo. Un coche con megafonía interpretando diversas marchas, precede al pendón de la cofradía llevado por un hijo del alcalde, siendo saludado y recibiendo la enhorabuena por los vecinos del pueblo que esperan a la comitiva en las aceras. El Párroco de la localidad sale a la escalinata de la puerta principal de la Iglesia para recibir a los cofrades, ofreciendo el hisopo con agua bendita. Ante los acordes del órgano, se van sentando los cofrades recibiendo la bienvenida del párroco. Una vez entonadas las letanías en honor al Santo San Pedro, y después de una breve semblanza hecha por el párroco, el cofrade secretario lee las cuentas de la cofradía. 

Después se vuelve de nuevo a la casa del alcalde, donde, como manda la tradición se ofrece a los cofrades, dos tomates frescos maduros, un panecillo donado por el panadero Koske, sal, guindillas y un trozo de queso, todo ello regado con vino tinto fresco.

Todos los alcaldes tienen que ofrecer este refrigerio, sin sobrepasarse, recibiendo una ayuda de unos 400 euros por parte de la Cofradía. Como cada alcalde se esmeraba en dar mejor merienda que el anterior, se determinó el que se siguiera la tradición y solamente se podía dar la merienda apuntada, a fin de que todos los alcaldes, aunque tuvieran menos poder adquisitivo, pudieran hacer frente a los gastos ocasionados. Algunos de los cofrades se arrancan con alguna jota amenizando entre trago y trago esta merienda tan singular. 

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Al día siguiente, el domingo, al rayar el alba, los auroros de la localidad, entonan la aurora dedicada al santo, acompañados de guitarras y acordeón. 

A las siete de la mañana lanzamiento de cohetes, anunciando el inicio de la romería. A las ocho sale el santo en procesión desde la iglesia parroquial, llevado por la mujer y familiares femeninos del alcalde, precedido del pendón de San Pedro portado por el hijo del alcalde montado en un caballo blanco. La gente de la población acude en romería hasta la iglesia de San Pedro situada en Arlas, recorriendo unos cinco kilómetros aproximadamente. Se disponen unos bancos en el exterior de la ermita al hacerse pequeño su interior para ser ocupados por el numeroso grupo de vecinos que se da cita en la ermita, recibiendo al santo entre cánticos y alborozo popular.

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La ermita actual de San Pedro es de construcción un tanto moderna ya que lleva edificada más de cuarenta años. Se suele repicar la campana media hora antes de la llegada del santo. Una vez oficiada la misa en honor de San Pedro, que incluye la actuación del coro parroquial, tiene lugar la toma de chocolate para todos los asistentes ofrecido por la cofradía.

 

Después, por cuadrillas, se suelen distribuir parte de los asistentes para el tradicional almuerzo, a base de costillas de cordero, panceta y chistorra, regado todo ello con buen vino de la zona. El alcalde de la cofradía ofrece a los familiares, en un local debajo de su casa, el tradicional almuerzo a base de patatas y demás viandas.

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A las doce de mediodía, la comitiva está preparada al otro lado del puente. Normalmente se contrata una decena de caballos para los cofrades que lo desean, yendo ataviados con la tradicional pañoleta amarilla con la efigie de San Pedro y un ramo de flores en la mano izquierda.

 

Primeramente desfila el hijo del alcalde portando el pendón de la cofradía. Después van los caballistas y a continuación, coches antiguos, calesas de caballos, y vehículos engalanados, acompañados de la música que a través de los altavoces, anuncia el paso de la comitiva. Desfilan por la Calle Mayor Vieja, Calle Mayor Nueva, Calle Irurzun hasta llegar a las "Baratas" para dar la vuelta por la carretera real llegar a la casa del Alcalde.

 

Los vecinos de Peralta se echan a la calle para presenciar tan singular desfile. Una vez llegados a casa del Alcalde de la Cofradía, cada asistente al desfile, hace una breve parada para tomar un refrigerio consistente en un trago de vino tinto servido en la jarra de la cofradía y un puro. Con este acto, se termina la fiesta tradicional, aunque el Alcalde ofrece una comida a los familiares y amigos.

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